Lilith, la sombra de Eva
Lilith, aquella que
surgió al mismo tiempo que Adán de las manos
del Creador es, según el mito, una criatura espontánea
y libre, de fascinante belleza, que posteriormente se convirtió
en un ente maléfico, en un ser de la oscuridad pero
que, en todo caso, guarda en sí, como símbolo,
un sentido que la emparenta con la Gran Madre de las civilizaciones
antiguas, sobre todo en su aspecto tenebroso.
Los símbolos y el lenguaje simbólico
Se ha dicho que el lenguaje simbólico es el verdadero
lenguaje de la Humanidad, característico del mundo
interior humano. Lengua olvidada, sin embargo, que emerge
en nuestro ámbito onírico, en nuestra imaginación,
nuestra fantasía y también a través de
la creación artística, cuando podemos dejar
a un lado la mente que analiza, divide y parcela; nos habla,
igualmente, desde los mitos y los cuentos y leyendas.
Una particularidad del lenguaje simbólico es la condensación
de elementos. Así, un símbolo recoge, contiene,
sintetiza, integra y alude a varias abstracciones, ideas o
conceptos, a menudo estados de ánimo y muchas veces
actos; y se conecta con los mismos y puede enlazar con otros
símbolos mediante relaciones de semejanza, contigüidad,
analogía, etc…
El símbolo es polivalente y polisemántico,
esto es, admite diferentes valoraciones y diversas lecturas,
poseyendo varios niveles, significados y sentidos de interpretación
diferentes. Con tales premisas nos enfrentamos a Lilith y
a nuestros primeros padres.
No sabemos casi nada de Lilith. Salvo una brevísima
mención en el libro de Isaías, La Biblia cristiana
no dice nada más sobre la mítica primera dama
de la historia de la Humanidad y a la que, por tanto, le cupo
el honor de ser también la primera pareja de Adán,
antes que Eva se oficializara para la posteridad recogiendo
para sí tal papel. No existen apenas datos originales
de esta figura que ha llegado hasta nosotros procedente, sobre
todo, de la vieja tradición talmúdica; aunque
no es exclusivamente oriunda de tal contexto, ya que, comparaciones,
equivalencias y similitudes aparte, nos encontramos claramente
identificada a nuestra protagonista en la vieja simbología
súmera y babilónica integrando, incluso, ciertas
versiones del ciclo de Gilgamesh. Con lo cual, nuestra dama
goza de una antigüedad considerable.
Parece que, siguiendo con su propio mito, que nos la muestra
como una guapa fémina muy enigmática y bastante
siniestra, fatídica y perversa, indómita e impetuosa,
celosa de su independencia, rotundamente atrayente, de ardientes
deseos y de contundente seguridad en sí misma, que
se rebela contra el rol asignado para las de su sexo, capaz
de plantarle cara al mismísimo Creador si es preciso
(como así hace) y de marcharse incluso del Paraíso
para refugiarse finalmente en los abismos más profundos
y sentar allí sus reales, también se ha ocultado
para nosotros en el fondo de los siglos portando con ella
su secreto.
Mas no por ello ha dejado de ser popular, pues a Lilith se
han referido, entre otros interesados, feministas de pro entre
las que algunas no han dudado en declararla su heroína
favorita, sagaces psicoanalistas tal vez fascinados por su
catálogo de cualidades y, cómo no, todo tipo
de estudiosos de la Mitología y de la Simbología.
¿Será tan seductora Lilith como para merecer
tanto esfuerzo?
Vamos a emprender nuestra tarea a través del estudio
del simbolismo de nuestra elegida, apoyándonos en la
lectura del contenido del símbolo de Lilith, así
como el de Eva y Adán, tal como nos lo muestran el
capítulo III del Génesis al describir la creación
humana y el posterior pecado que ocasionó el despido
definitivo del Edén decretado por Yavhé-Dios
para la primera pareja y para sus numerosísimos descendientes.
Un estudio simbólico que considerará como una
unidad el mito cristiano de la Creación del hombre
y que abarcará aspectos antropológicos, psicológicos
y sociales. Para ello, conviene precisar algunos puntos sobre
el lenguaje simbólico antes de introducirnos en nuestro
tema:
Presentando a nuestra protagonista
* Lilith pertenece a la tradición judaica aunque, según
algunos, haya sido "tomada prestada" de la mesopotámica,
dentro de la cual es posible hallarla morando entre las ramas
de un árbol que la mismísima Inanna plantó
en un jardín sagrado de la ciudad de Uruk después
de haberlo rescatado de las aguas del Éufrates, para
hacerse de él un trono y un lecho, una vez crecido.
* El nombre de Lilith deriva del hebreo Lil, que significa
noche, por lo que Lilith vendría a significar la nocturna,
término que nos transmite la idea de oscuridad, de
ausencia de luz, y que se relaciona con sus características
personales y su ámbito de acción: la otra faz
del día y los hechos que en tal momento acontecen.
Una de sus representaciones y uno de sus animales asociados,
la lechuza, refuerza esta consideración al tratarse
de un ser que se desenvuelve en las tinieblas.
* Se han hecho muchas traducciones, equivalencias y comparaciones
del término "Lilith", y ninguna de ellas
demasiado agradable, pues se la conoce como Ave de noche (ahora
sin especificar), ser monstruoso, ente espectral, fantasma
nocturno, diablesa, etc.; se la ha llegado a emparentar con
las tentadoras, sensuales y libidinosas súcubos, tan
famosas en el Medioevo, erigiéndose nada menos que
en Reina de las mismas.
* Lilith ha sido vinculada también con unos seres
parecidos a los demonios del mediodía griegos (esta
vez diurnos), ninfas de los campos de tersos cuerpos etéreos
relucientes de sol; criaturas indomables, inocentes, ardientes
y salvajes, que fascinan y enloquecen a los campesinos enamorándolos
sin remisión. Algunas tradiciones cuentan, a este respecto,
que entre el cabello de Lilith se encuentran, enredados, los
corazones de los jóvenes que sucumbieron a su hechizo
* Se ha comparado a Lilith con las terribles lamias de la
tradición grecorromana (recordemos a la reina Lamia
que por su crueldad fue transformada en fiera y que devoró
luego a sus hijos) y con las lamias de las creencias medievales,
tanto seres de rostro de mujer y cuerpo de dragón como
maléficas féminas que se alimentan de niños,
que conviven con dragones acumuladores de tesoros en cuevas,
y que tienen como distintivo un peine de oro, estando muchas
veces provistas de unas patas (en lugar de pies) que terminan
en pezuña hendida; guardan cierto parecido con algunas
representaciones de las regentes y protectoras de fuentes
y manantiales gallegas y cántabras, herederas de la
tradición celta, y con algunos personajes femeninos
de cuentos y leyendas que, a veces, aparecen con uno de sus
pies correspondiendo al de un macho cabrío o al de
una oca, siempre aludiendo a la presencia de un componente
animal todavía activo, algo arcaico aún no del
todo eliminado de ellas.
* Se le ha encontrado cierta semejanza a Lilith con las Xanas
(Janas: Dianas) astures y las lamias del folklore vasco, aquellos
seres similares a las hadas, a las ninfas y a criaturas de
la Naturaleza semejantes, servidoras y a veces representantes
de la propia Diosa Mari (la Gran Madre y también la
Madre Tierra), que castigan y premian a los humanos (uno de
sus regalos favoritos es la posibilidad de transmutar el carbón
o paja de sus favorecidos en oro); que habitan en montañas,
cavernas, cuevas y oquedades diversas, así como en
manantiales y fuentes; y que a menudo aparecen hilando o alisando
su largo cabello con unos peines de oro que semejan la media
luna, o recorren los cielos, aureolada su cabeza con el blanco
resplandor de la luna llena, o bien cruzan el firmamento portando
una hoz de oro mientras arrastran consigo las tempestades
y se envuelven en unas lenguas de fuego que desdibujan y afilan
sus miembros inferiores.
* Además, se ha equiparado a Lilith con seres semejantes
a las ondinas o a las nereidas, imaginándosela entonces
con la parte inferior de su cuerpo correspondiendo a un animal
acuático, tanto un pez como una serpiente marina.
* Se la ha asociado, aun, con serpentinas figuras infernales
de torso humano similares a la Equidna griega o a otras habitantes
del mundo inferior (la mansión de los muertos, el inframundo
y también el inconsciente) como Hécate, por
ejemplo, provocadoras de pesadillas, portadoras de terrores
nocturnos, generadoras de espanto y relacionadas con los vínculos
que se ansían pero que aprisionan, con la fuente del
deseo, con la fuerza de las pulsiones, con la intensidad de
los motivos humanos íntimos que instan a su satisfacción
y que pueden llegar a ser destructivos. (Resaltemos aquí
el hecho de que, entre su mucha descendencia monstruosa, como
el Can Cerbero, guardián del Hades, Equidna fue la
madre del buitre que ha de devorar por toda la eternidad las
entrañas de Prometeo encadenado al Cáucaso).
* Hay que señalar que Lilith en algunos aspectos está
vinculada con todas las Diosas Madres que conllevan un matiz
de oscuridad, que reinan sobre los elementos (riquezas includas)
del mundo subterráneo y que se relacionan con el aspecto
vida y muerte de las cosas. Son cuna y sepulcro, principio
y fin.
* Por último, no olvidemos que Lilith es representada
popularmente como una seductora mujer, sin más vestido
que su propia piel, provista de abundante pelo rizado (rojo
por más señas) que se extiende como un manto
a su alrededor; y que tiene por costumbre sentarse sobre la
concavidad de la media luna. Se trata de la luna oscura, que aparece visible al tercer
día de la luna nueva en el horizonte oeste, mostrando
una breve franja de luz arqueada, permitiéndonos contemplar
las sombras que envuelven al resto de la esfera.
Lilith en la tradición hebrea
* El Talmud describe a Lilith como una bella y encantadora
fémina de opulenta figura y espectacular cabellera
ondulada y la cree madre de gigantes y monstruos. Algunas
versiones de este texto nos la emparentan con un animal de
pelo muy abundante perteneciente a una antigua especie no
precisada, ya extinta y problablemente desconocida en la actualidad.
* En la demonología cabalística se la designa
como uno de los siete demonios tradicionales, en concreto
el adversario del genio de Venus, siendo ambos regentes del
viernes. En tal versión, Lilith tiene faz humana, lleva
el busto desnudo y su cuerpo termina en una larga cola de
serpiente.
* También en la Cábala se la llama la reflexión
femenina de Samael o Samael-Lilith. Satanás es el adversario
por excelencia y una de las versiones de Samael, y Lilith
asumiría características de "doble opuesto"
y "doble contrario". Desde aquí se la entiende
de nuevo como un ente maligno semianimal o medio humano.
* En el Zohar se la conoce como Hayo Bischat: "la Bestia",
y también la "Mala Bestia", y se afirma que
de ella descienden nuestros actuales monos. * Finalmente,
no podemos olvidar las tradiciones de corte astrológico
que relacionan a Lilith con la "luna negra". En
este contexto, estaría representada gráficamente
por un punto concreto del cielo situado en la parte más
alejada de la órbita lunar respecto a la tierra. A
nivel psicológico, se supone que operaría sobre
los impulsos inconscientes reprimidos que, individualmente,
se expresarían según el sector zodiacal (signo
y casa particular) activados por su presencia y conforme a
los aspectos que presente con otros elementos astrológicos
* S í pues, tenemos que Lilith se nos aparece como
seductora mujer, bello animal, ambiguo ser a medio camino
entre el humano y la bestia, ente monstruoso, diablesa, fascinante
demonio hembra y espectral habitante de las sombras, generadora
de seres aberrantes. Pero siempre se muestra impulsada por
la pasión y rodeada por un magnético halo de
misterio, de transgresión, de oposición, malignidad,
peligro, desacato, rebeldía, tentación y deseo.
Y por el contrario, también de frescura, espontaneidad,
independencia, libertad y tal vez autenticidad; pues todo
simbolismo es ambivalente y polivalente, como ya se ha señalado,
cosa que los pocos elementos concretos y muy modificados de
su mito a los que podemos acceder nos confirman.
Mas no por dejar de pertenecer al plano físico se privó
Lilith de las delicias de la fecundidad, ya que según
nos muestra la tradición engendró seres en tales
correrías nocturnas. Y lo hizo, para más precisión,
durante los 138 años que -dice la Cábala- tardó
Adán en engendrar a Seth después de que hubieran
nacido Caín y Abel, cifra que nos da una idea de la
longevidad (mítica) de nuestro antepasado y de la espaciada
capacidad generativa de ambos progenitores.
* Es extraño que en vista de los anteriores avatares
Lilith no sea nada grata en la tradición hebrea. Está
feo, desde este contexto, tener la osadía de querer
asemejarse al varón reclamando paridad con el mismo,
discutir el rol a tomar respecto a éste, desobedecer
las órdenes del Hacedor con tanto atrevimiento, abandonar
el Paraíso… Pero lo más terrible de todo
es el hecho de invocar el Nombre de Dios, innombrable en toda
la tradición judía, por considerar que el Nombre
verdadero de cualquier ser contiene las características
de lo nombrado, y por lo tanto es posible conocer su esencia
y adquirir poder sobre ello. Pronunciar el nombre de Dios
se convierte, pues, en una osadía suprema, un acto
de soberbia mucho mayor que el de hacer directamente oídos
sordos ante sus mandatos; algo, en fin, demasiado grave.
Un primer análisis del mito nos muestra que Lilith
ha abierto las puertas de lo prohibido. Lilith ha roto con
lo estipulado por el Creador para la raza humana. Ha quebrantado
lo establecido, se ha querellado contra el orden natural de
las cosas, ha abandonado el lugar propio de la Humanidad,
ha transgredido los límites impuestos a los seres humanos
(algo que también hará Eva en su momento) y
por ello se ha colocado fuera del mundo de los hombres y se
ha convertido a sí misma en apátrida, en exilada,
en extraña…
Es por su actitud frente a las normas por lo que se considera
a Lilith enemiga del matrimonio, adversaria de los nacimientos,
contraria a los hijos, instigadora del deseo proscrito y fomentadora
del desacato, en general, frente a las reglas sociales establecidas.
Por todo ello, en definitiva, en el contexto judaico se la
tiene por un ser nefasto y un ente maligno en general; de
ahí su asociación con lo diabólico y
su vinculación con la tentación y la transgresión,
a evitar, por supuesto, si se pretende mantener un orden sociocultural
determinado.
Vemos entonces varios aspectos a considerar en el análisis
del mito de Lilith.
a).- Antropológico
Su situación de primera mujer antes del nacimiento
de Eva la presenta como un ser previo a la adquisición
de la conciencia humana, como un representante de una "humanidad
previa"; por decirlo así, un grupo de seres anteriores
a la humanidad que todos conocemos y de la cual todos participamos
en la actualidad.
b).- Religioso
Ciertas particularidades de las personificaciones de Lilith
podrían emparentarla con características, atributos
y potencias relacionadas con la Magna Dea, la Diosa en su
aspecto oscuro en la plena acepción del término,
como por ejemplo su capacidad generativa, su relación
con la sabiduría profunda, su vinculación con
la vida y la muerte, su asociación con lo abisal, etc.
c).- Psicológico
Lilith contiene en sí elementos suficientes que, sin
hacer una valoración moral, sí nos permiten
en cambio pensar en un patrón típico de lo femenino
caracterizado por rasgos como la independencia, la autonomía,
la autopertenencia, la confianza en el propio criterio, el
sentido crítico, la vinculación con el propio
ser y el propio deseo que desde nuestra mentalidad la hacen
conceptualizar como individuo libre. El mismo hecho de su
"ocultamiento" en las profundidades nos mostraría
que el factor Lilith puede estar en determinadas mujeres reprimido,
oculto en su propio interior, mas permanece latente y actúa
desde las propias profundidades.
d).- Social
Lilith nos remonta a la tan mitificada, por otra parte, etapa
matriarcal de la Humanidad, cuyos restos casi podemos exhumar
si hacemos arqueología cultural y, aún ahora,
contemplamos implícitos en algunos textos de la Literatura
clásica y en el simbolismo de las Diosas lunares.
El simbolismo de Lilith, por tanto, apuntaría a un
momento previo al actual orden social patricéntrico
que ha prefijado determinadas pautas de relación entre
hombres y mujeres. Y por "actual" entendemos vigente,
en el sentido de que corresponde a unos códigos todavía
en uso en los patrones culturales judeo-cristianos y en las
sociedades a ellos adscritas; códigos que se remontan
a los orígenes mismos de esta tradición. No
hay más que ver cómo ha "desaparecido"
Lilith, cómo aparece Eva en el Génesis, la interpretación
y la divulgación tan particular que durante siglos
se ha hecho de los actos de nuestra primera madre como portadora
del mal y fuente del pecado para la Humanidad, además
de las consecuencias sociales e individuales provocadas con
tales transmisiones.