Inscripción a la entrada del templo de Sekhmet, en una lámina de oro escrita en jeroglífico dice:
“Solo te pido que entres a mi casa con respeto.
Para servirte no necesito tu devoción, si no tu sinceridad, ni tus creencias, si no tu sed de conocimiento.
Entra con tus vicios, tus miedos y tus odios, desde los más grandes hasta los más pequeños.
Puedo ayudarte a disolverlos.
Puedes mirarme y amarme como hembra, como madre, como hija, como hermana, como amiga, pero nunca me mires como una autoridad por encima de ti mismo.
Si la devoción a un Dios cualquiera es mayor a la que tienes hacia el DIOS que hay DENTRO de Ti , les ofendes a ambos y ofendes al uno”.
“Solo te pido que entres a mi casa con respeto.
Para servirte no necesito tu devoción, si no tu sinceridad, ni tus creencias, si no tu sed de conocimiento.
Entra con tus vicios, tus miedos y tus odios, desde los más grandes hasta los más pequeños.
Puedo ayudarte a disolverlos.
Puedes mirarme y amarme como hembra, como madre, como hija, como hermana, como amiga, pero nunca me mires como una autoridad por encima de ti mismo.
Si la devoción a un Dios cualquiera es mayor a la que tienes hacia el DIOS que hay DENTRO de Ti , les ofendes a ambos y ofendes al uno”.