Foto: Silvana Girbés
Las Mujeres en la Tariqa Mevlevi
Camille Adams Helminski
Traducido al español por Patzia Gally
DESDE EL AMANECER de la conciencia, los seres humanos –hombres y mujeres—han transitado por el camino de la unión con la Fuente del Ser. Aunque en este mundo de dualidad podemos encontrarnos bajo formas diferentes, en última instancia no hay hombres ni mujeres, sólo hay Ser. Esta verdad siempre ha sido reconocida dentro de la Tariqa Mevlevi, la rama Mevlevi del Camino Sufi.
En la familia de Mevlana Yalal al-din Rumi, la belleza espiritual y la sabiduría de las mujeres han sido tradicionalmente reconocidas, se les ha honrado y están invitadas a participar en todos los aspectos del camino espiritual. La familia de Rumi tuvo, también, una larga trayectoria en la que reconoció la sabiduría y belleza espiritual de las mujeres. Su abuela, princesa de Jorasán, fue la primera que encendió la chispa de la búsqueda en Bajauddin Veled, el padre de Rumi. Bajo su cuidado y tutela, (el padre de Bajauddin murió cuando este tenía dos años) él se convirtió en el “Sultán de los gnósticos” y en una luz espiritual de su era. Mu’mine Hatún, la madre de Rumi, fue una santa y una mujer muy devota a la que Rumi quiso mucho. Mu’mine Hatún era la hija de Rukhneddin, el gobernador de Balj en lo que ahora es Afganistán.
Al acercarse la amenaza mogol a Balj, cuando Mevlana tenía aproximadamente siete años, su padres, su madre, su hermano mayor y él decidieron inmigrar, junto con varios estudiantes leales. Su hermana Fatima Hatún, que ya se había casado, decidió quedarse en su tierra natal. Fátima Hatún fue considerada una de las mujeres más sabias de su época y a menudo se la consultaba sobre asuntos legales.
La caravana compuesta por parientes y amistades viajó a la Meca y a Damasco, después de algunos años de peregrinaje, se establecieron durante siete años en Larende o Karamán. Bajauddin Veled recibió una invitación del Sultán Alaedín Kaykubad para establecerse en Konya con su familia, y tener un centro de enseñanza. Cuando estaban preparando la mudanza, Mu’mine Hatún falleció. Su tumba está en Karamán y es un centro de peregrinaje para muchas de las mujeres de Anatolia. En su libro Anadolu Evliyari Santos de Anatolia), Nezihe Araz describe su encuentro con Mu’mine:
“{Mu’mine Hatún} era una creyente; su rostro y su moral era de una gran belleza. Cuando se miraba en los espejos, estos decían: ‘Quisiéramos poder mostrar una falla en ella, ¡pero no tiene ninguna!’
La tumba de Mu’mine Sultán es visitada por muchos peregrinos. Casi todas las mujeres en Anatolia la han visitado. La mayor parte de sus visitantes son mujeres que, al llegar a su presencia, bajan la cabeza y le piden ayuda…
También llegué a su presencia y había mucho que quería decirle. Había ensayado mentalmente todo lo que deseaba pedirle. ¡Pero tan pronto como entré a su tumba, mi mente quedó en blanco! No podía ni hablar, ni extender la mano; estaba sobrecogida por la presencia conmovedora de esta madre sagrada, una madre que había dado tanto amor al mundo.”
Mu’mine Hatún fue enterrada poco después de la boda entre Mevlana y Gevher Hatún, la hija de uno de los discípulos más cercanos de Bajauddin, Shefereddin Lala. Gevher Hatún había crecido escuchando las pláticas de Bajauddin, junto con Mevlana. Esta mujer hermosa, que tenía el acorazón de un ángel, fue la madre de Sultán Veled, al que posteriormente Shams-i Tabriz, el amigo de Mevlana, confirió muchos secretos.
En sus Conversaciones (Maqalat), Shams mismo enfatiza –para aquellos que pudieran olvidarlo-- la capacidad de las mujeres para “morir antes de la muerte,” y para entrar a la Unidad con su Sustentador.
Después de la muerte de su querida esposa Gevher Hatún, Mevlana se casó con Kira Hatún, la hija viuda de Izzaddin Alí. Kira Hatún había tenido un entrenamiento místico y tenía dones espirituales. Era conocida por los milagros que sucedían en su entorno y muchos nobles y señoras de Konya fueron sus discípulos. Kira Hatún y Mevlana tuvieron un hijo y una hija, Melike Hatún, a Rumi. Esta última destacó por su espíritu puro.
Un día, un grupo de mujeres pasaron frente a Kamil de Tabriz, quien exclamó: “En medio de estas mujeres, hay una luz deslumbrante. Esa claridad ha de proceder de la mina de luces del Maestro.”
Indagó acerca de esta luz brillante y descubrió que era Melike Hatún, la hija de Yalal al-din.
Kamil de Tabriz la invitó a su casa donde le mostró su respeto y le brindó su hospitalidad.
Aflaki, en su Menaqib al-Arifin, describe a Fatima Hatún, la joven quien se casó Sultán Veled:
“Los amigos nos contaron que cuando Sultán Veled llegó a la pubertad, nuestro Maestro concertó su matrimonio con Fátima Hatún, la hija del Sheij Calaheddin. Mevlana mismo le enseñó a leer y a escribir y pasó mucho tiempo con ella debido a la gran estima en que la tenía.
Un día él dijo: ‘Fatima Hatún (Quiera Dios estar complacido con ella y con su padre) es mi ojo derecho y su hermana, Hediyye Hatún es mo ojo izquierdo. Las mujeres honorables que me visitan vienen con un velo parcial, con la excepción de Fátima y de su hermana que vienen sin velo.’”
Acerce de Latife Hatún, que era su consuegra, Mevlana dijo: “Latife Hatún personifica la Gracia de Dios, que Dios santifique su alma.”
Un día, nuestro Maestro comentó a sus compañeros: “Cuando Fátima Hatún se casó con nuestro Bajauddin (Sultán Veled), se regocijaron los ángeles y las houries del Paraíso, tocaron sus tambores y cantaron juntos un himno de alabanza.” Mevlana les compuso el siguiente poema para su noche de bodas:
Benditas sean estas bodas y las fiestas
que Dios ha ordenado para nosotros en este mundo.
Nuestros corazones están abiertos y unidos con almas afines,
nuestras preocupaciones han desaparecido
gracias a la bondad de nuestro Sustentador.
Fátima realizó muchos milagros, tanto en el mundo interno como en el externo. Continuamente ayunaba durante el día y se mantenía en vigilia durante la noche. Cuando tomaba alimentos, lo hacía sólo una vez al día y en pequeña cantidad. Daba alimentos a los pobres, a los huérfanos y a las viudas, y repartía ropa y regalos a las personas necesitadas. Hizo una regla para sí misma, de hablar lo menos posible.
Fátima tenía la habilidad de ver las formas misteriosas de los seres espirituales del cielo, y las mostraba a aquellas amigas que podían ser capaces de tener esta experiencia: a Gurdyi Hatún, a Koumadj Hatún y a la hija del Parvana de Toqat; también podía leer los pensamientos de las personas. En su juventud, ella era como la leche pura del Paraíso (Qur’an 47: 16); y no toleraba estar separada de Mevlana ni por un momento. Fátima aprendió muchos secretos de sus pláticas. Para alcanzar la santidad, la disciplina interna y un alma pura y casta, ella estudió con este gran maestro y se convirtió en una alumna aventajada.
Entre las mujeres del círculo de Mevlana, había otra luz brillante, una querida amiga y una de sus alumnas principales, Fahranissa. Tiene su propio maqam en las afueras de la parte antigua de Konya. Su tumba está junto al Chai-baci Cadessi (La calle del jardín del te) cerca del cementerio en donde se encuentra enterrado Suleyman Hayati Dedé, el último sheij Mevlevi de Konya. Una pequeña mezquita construida en su nombre invita a los caminantes a tomarse un momento y orar ahí.
Aflaki nos cuenta lo siguiente acerca de ella:
“Nuestros Amigos y hermanos derviches nos contaron la siguiente historia acerca de Fahranissa, un ser santo y perfecto a la que se conoció como ‘el orgullo de las mujeres’ (Quiera Dios estar complacido con ella). Vivía en Konya al mismo tiempo que Mevlana, y era conocida como la Rabi’a de su época. Era venerada y apreciada por los filósofos y los maestros de Sabiduría, así como por los dirigentes de la comunidad. Era una mujer devota, piadosa y sincera y podía realizar grandes milagros. Fahranissa se deleitaba cuando podía estar en presencia del Maestro, y él apreciaba su compañía.
Hubo un momento en que sus discípulos le sugirieron que hiciera el peregrinaje a la Meca, y esto coincidía con la guía interna que ella había recibido sobre este pilar del Islam.
“Primero necesito consultar al Maestro,” dijo ella,” no puedo ir sin su permiso. Haré lo que él me diga.”
Fahranissa fue a visitar a Mevlana quien le dijo: “Es una magnífica intención. Todas las bendiciones para tu viaje, espero que estemos en contacto.”
Fahranissa no dijo palabra, sólo inclinó su cabeza. Sus amigos y alumnos estuvieron confusos con su reacción y se preguntaban qué había pasado durante la reunión. Esa noche, Fahranissa se quedó hasta muy tarde en una plática con Mevlana. Después de medianoche, Mevlana subió a la terraza del techo a rezar. Cuando hubo terminado sus devociones nocturnas, comenzó a gritar, llamando a Fahranissa y pidiendo que subiera al techo.
“Mira,” le dijo cuando llegó, señalando al cielo, “ahí está tu destino.” Para el asombro de Fahranissa, vio que la Cava giraba alrededor de la cabeza de Mevlana, como un derviche en su danza sagrada. Esta imagen era claramente visible y Fahranissa se quedó sin aire al entrar en un éxtasis confuso.
Poco después, Fahranissa inclinó su cabeza ante Mevlana y le dijo que ya no le parecía que hacer el peregrinaje era una buena idea, y le gustaría soltar el viaje. Mevlana respondió con el siguiente gazal:
La Kaaba gira como un derviche
alrededor de la morada de sólo un ídolo.
Oh Señor, ¿quién puede ser éste,
tan distraído y con una añoranza tan grande?
En comparación con ella,
la luna es como un plato roto,
y su dulzura hace que las flores
se llenen de vergüenza.
Todos los Maestros del Camino,
al igual que los ángeles fieles,
se inclinan ante ella diciendo:
“Oh tú que eres Adorada,
por el amor de Dios,
ten misericordia de nosotros.”
Las miles de criaturas del mar
son las nácares que contienen
la perla de este Amor;
sus pensamientos elevados
revelan Honor y Gloria…
Ella es su paraíso, su placer infinito.
En su luz abundante,
un suspiro de adoración
es como un verso entero del Qur’an.
Escucha esta historia
y se consciente de que uno de los
pequeñísimos átomos del sol
ha hecho amistad con un ídolo.
Oh tú, que eres el Shams de Tabriz
de la Compasión y Misericordia,
un sol que concede mil bendiciones;
tus palabras son como un jarro de vino
—bebámoslo eternamente.
Durante la década de los ochentas, cuando la ciudad de Konya requirió mover la tumba de Fahranissa por obras de modernización de calles, le pidieron a Suleyman Hayati Dedé, que entonces era el sheij de Konya, que estuviera presente durante la exhumación. Nos contó como, cuando abrieron el sarcófago, su cuerpo estaba intacto y el ambiente quedó perfumando con la fragancia de rosas.
Nizám Hatún, amiga íntima de Fahranissa era otra mujer santa y tenía el deseo de patrocinar una ceremonia de Sema para Mevlana y sus amistades. Nizám Hatún era pobre, y lo único que tenía de valor era un velo de Bursa que había estado guardando para usar como sudario. Sin embargo, le pidió a su sirvienta que lo vendiera la siguiente mañana para ofrecer un sema. La mañana siguiente, Mevlana fue a su casa y le dijo: “Nizam Hatún, no vendas tu velo porque te será útil. ¡Mira, hemos venido para tu Sema!” Mevlana y sus discípulos hicieron una ceremonia de Sema en casa de Nizám Hatún que duró tres días y tres noches.
Otra mujer contemporánea de Mevlana, que ha sido muy amada, fue Tavus Hatún, la “Señora del Pavo Real.” Nezihe Araz, en su libro – Anadolu Evliyalari—cuenta la siguiente historia acerca de esta bella mujer que había oído hablar acerca de Mevlana y decidió viajar –como tantas otras—de Bujara, Samarcanda, Shiraz y otras ciudades de Asia Central, para estar en la cercanía del Maestro, y se quedó en Konya.
Tavus Hatún construyó su casa en una colina llamada Gul-lu (Rosa) en los viñedos de las cercanías de Konya. Esta colina era como un paraíso con sus rosas y jacintos.
Un día, los amantes de Mevlana regresaban al amanecer de una ceremonia de sema en los viñedos de Meram, y escucharon la música de un instrumento de cuerdas. El sonido del instrumento invitaban al despertar de las almas. El éxtasis que provocó en los amantes desvaneció su cansancio, y clamaron llamando al Amigo. La ceremonia espontánea del sema duró en tanto que siguió la música en la colina.
A partir de ese día, los amantes de Mevlana siempre pasaban por esa colina. Cada mañana, al salir el sol, sus almas despertaban con el sonido del instrumento de esa bella mujer; y Mevlana y sus amigos bañaban sus almas en el dulce sonido en medio de las rosas y los jacintos de Konya.
Un amanecer, los amantes de Mevlana esperaron al pie de la colina a que comenzara la música, pero esta no llegaba. Se preocuparon y pidieron instrucciones a Mevlana. Cuando el sol ya había salido, Mevlana pidió a uno de sus discípulos más jóvenes que fuera a casa de Tavus Hatún y se asomara; este sólo encontró unas plumas tibias de pavo real en medio de la casa.
Cuando le contaron lo anterior a Mevlana, ordenó que se le construyera una pequeña tumba (turbe). En Konya, se ha convertido en una tradición que personas que tienen parientes con tuberculosis acudan a esta pequeña tumba al amanecer y pidan la intercesión de Tavus Hatún (La dama del pavo real) para su salud.
A lo largo de los siglos, muchas mujeres han seguido la vía del Sufismo abierta por Mevlana Yalal al-din Rumi. Las nietas de Mevlana (hijas de Sultán Veled), Mutahare-Hatún y Sharif-Hatún se distinguieron por su santidad, y muchas de las mujeres en las cercanías de Konya pidieron su guía y se convirtieron en discípulas suyas. Mevlana les decía de cariño “Abide” (la que adora) y “Arife” (la que tiene conocimiento místico). Otra maestra sufi importante en su época fue Devret HAtún, la hija del Diván-i Chelebi, esposa del Sultán Bayazid I, y madre del siguiente sultán, Mehmet Chelebi. Su tumba está en Bursa, Turquía.
La biznieta de Diván-I Mehmet Chelebi, Destina Hatún, (hija de Shah Mehmet Chelebi) fue nombrada sheija de la Tekia Mevlevi Kara Hisar. Destina Hatún usaba la kirka (manto) y el sikke (sombrero) tradicionales y giraba junto con los hombres durante la ceremonia del sema. A su muerte, Kutchuk Mehmet Chekebi tomó el liderazgo; pero cuando él murió, el poste pasó –no a su hijo—sino a su hija Gunesh Hatún, que había alcanzado un mayor logro espiritual. Cada una de estas mujeres tuvo la responsabilidad de enseñar tanto a hombres como a mujeres en el camino Sufi, al igual que Arife-Hashnika Hanim de Konya que fue Sheija de Tokat, tanto para hombres como para mujeres.
La tariqa Mevlevi se ha distinguido por su énfasis en la belleza y refinamiento de las artes, así como del arte de vivir de un verdadero ser humano. Muchos de los músicos otomanos más influyentes, así como compositores, calígrafos y otros artistas visuales han sido mevlevis, y muchos de estos eran mujeres.
El Chelebi pasado, Dr. Celaleddin Chelebi, que murió en 1996, nos decía que los cien compositores turcos más importantes eran mevlevis. Dilhayat Califa era músico Mevlevi que tocaba el tanbur, y que vivió en la primera parte de los 1700, ella escribió numerosas canciones sagradas. Layla Saz, que vivió durante los últimos años de los 1800 era otra brillante compositora Mevlevi y músico que descansa en el cementerio de la Mevlevihanesi Galata.
Las mujeres siempre han participado en el sema, la ceremonia mísitca Mevlevi del giro. Durante los primeros años de la orden Mevlevi, los hombres y las mujeres rezaban, compartían sohbet (conversación espiritual) y giraban juntos. Con el paso de los siglos, fueron segregando estas actividades.
En el verano de 1991, durante una visita a Turquía, preguntamos al Chelebi que entonces presidía la Orden mevlevi, el Dr. Celaleddin Chelebi si era en verdad apropiado que hombres y mujeres hicieran el giro juntos durante la ceremonia del Sema. La Orden no había dado un permiso formal para estas ceremonias mixtas. Nuestro amado Chelebi, Celaleddin Bakir Chelebi consideró esta pregunta profunda y sinceramente. Como nuestro círculo de la Sociedad Threshold había estado practicando el Sema en un grupo mixto desde la década de los setentas, bajo la guía de Suleyman Hayati Dedé, nuestro Chelebi solicitó a todos los miembros de nuestro círculo que le escribieran contándole sus experiencias de participar en una ceremonia de Sema mixta.
Chelebi nos dijo: “No creo que nadie tiene el derecho a hacer diferencias entre hombres y mujeres, puesto que Dios ha dado a ambos el derecho a existir y a continuar la raza humana. Estamos obligados a darle a las mujeres los mismos derechos como criaturas de Dios.”
“… todos tenemos una gran responsabilidad en torno a las mujeres en un sema mixto, porque esto será una regla una vez que se de el permiso. Cualquier persona que desee ser un semazen necesita un código ético claro. ¿Cómo esperan practicar si no sientan las reglas para que esto pueda darse? ¿Pueden ustedes garantizar el mismo grado de madurez para todos los grupos que existan en el mundo, o que serán formados en un futuro? Es por ello que necesitamos clarificar ciertas bases al inicio, para que la belleza y la esencia del sema sea preservada en un futuro, y sea vista por todos como el amor puro que fue en un inicio.”
Algunas semanas después recibimos la siguiente carta del Dr. Chelebi:
11-11-1991
Querido Helminski:
Recibí el santo mensaje que estaba esperando de Hazrati Mevlana:
"¿Durante cuánto tiempo permanecerán pacientemente en la tierra
estos corazones puros y limpio?
Vayan todos juntos, salten, exploten, salgan de las tumbas;
un don de fuerzas les llegan como ayuda."
Pueden hacer una ceremonia mixta cada 30 de septiembre y 17 de diciembre en público.
Con los mejores deseos para todos,
El sirviente de Mevlana y de sus seguidores,
El Chelebi, Celaleddin
Nota: El permiso de guía que les otorgó Suleyman Dedé fue con mi aprobación. En todo momento soy el responsable moral de todo aquello que les concierne a ustedes y a sus seguidores. Hoy me siento obligado a recordarles que hay una regla que fue seguida de manera respetuosa por todos los derviches en las tekkes: la reunión inicia con una conversación y discusión (sohbet), seguida por una oración, seguida --a su vez-- por un zikr (únicamente el nombre de Dios), luego el Sema e inmediatamente después del Sema permanecen a solas en una celda o en una habitación meditando tanto como lo permitan las obligaciones sociales de la persona participante.
Si Dios lo permite, se abre una nueva era para compartir la espiritualidad entre hombres y mujeres, con pureza, paciencia y apoyo mutuo mientras giramos con devoción firme y confiada a Aquel que nos gira a todos. Como el sheij, o sheija reza en un momento dado de la ceremonia del giro:
“Que Al-lah les conceda una salud completa.
Oh viajeros en el Camino del Amor.
Que el Amado quite los velos de sus ojos
para que puedan ver los secretos de su tiempo actual
y del verdadero centro.”
Y que para cada uno de ustedes… “A donde quiera que voltees, ahí está el Rostro de Dios.”
Las citas y la información para este artículo fueron tomadas del Menaqib al-Arifin.